Tengo 26 años, tengo una niña de 4 años, mi esposo y yo trabajamos porque debemos juntar 2 recursos económicos, y tenemos una empleada que aunque es honrada y cuidadosa con la niña, lamentablemente no tiene muy buena educación ni cultura. No la juzgo, al contrario, la respeto porque dentro de sus limitaciones mantiene a su familia. Pero estoy notando que mi hija ha adoptados sus modales, algunos malos hábitos, gestos, y que no son lo que yo quiero para mi niña. Cuando yo llego a casa, veo esas cosas y la corrijo, le muestro como lo hago yo, pero al día siguiente el ejemplo de la empleada vuelve a ser el mismo. Como combato esto?
Andrea
Andrea
Respuesta:
Gracias por expresar sus inquietudes, la pregunta es: ¿cómo enfrentan esto? La educación y formación de las niñas y niños que llamamos hijos nuestros es de responsabilidad compartida entre madre y padre, no solo de la mama, por eso empecemos trabajando el nosotros.
El combatir suena como que habrá guerra, y eso trae violencia, cosa que no creo quieran para su hija, es mejor hablar de re-educación, por sus actividades laborales, socio-económicas se han visto en la necesidad de dejar a su hija bajo custodia de una persona que usted describe muy bien, eso trae implícito que ella y su hija van a desarrollar vínculos afectivos e intercambio de aprendizaje, recordemos que los roles parentales se construyen, un rol de muchos es ser proveedor de cosas materiales y otro de proveedor de afecto, valores, costumbres etc etc, por lo tanto se recomienda que por lo menos los tres primeros años de vida no se deje a los hijos bajo cuidado de nadie ajeno a los padres, esto implica esfuerzo en sus actividades personales y de pareja y cambio de estrategias en lo laboral, pero el amor y afecto que sembramos en nuestros hijos vale el esfuerzo, sin tener que sentirnos culpables, la realidad actual que es ambos miembros de la pareja tengan que trabajar, eso acarrea que el dejar a la niña con la asistente domestica ella aprenderá formas de comportamiento de la tutora, sin desmerecer sus habilidades, pero sí es evidente que las costumbres de la empleada no son afines con los que usted esperaría para que su hija desarrollara, por ende se recomienda darle asistencia en procesos comportamentales acorde a sus lineamientos o proyecto de vida usando métodos andragógicos de reeducación a su colaboradora doméstica o colocarla en un jardín de infantes o bajo custodia especializada, existen centros donde hay profesionales que van formando a las niñas y niños pequeños, ojo, esto no quiere decir que sea lo óptimo, ya que no hay nada mejor que el aprendizaje que se da en la interrelación con madre y padre y que es ahí donde se va construyendo toda la personalidad de la niña y a su vez el rol de madre y padre y no solo en el ejercicio de mantenimiento económico del hogar, que es casi un dilema existencial entre lo que debemos dar como sostén económico y el desarrollo afectivo, en esta situación puede que esté perdiendo lo segundo, por eso sugiero un proceso de re-educación y no solo de corrección de modales con llamados de atención a la niña, porque se podría confundir, si la dejan al cuidado de alguien, ese alguien le comparte formas de expresión, luego mama o papa quieren borrar eso, la que generan es confusión y se pueden dividir los comportamientos, unos para cundo no estén presentes y otros para cuando lo estén, la idea es construir niveles de coherencia en la formación y construcción de la personalidad de la niña y del rol de madre y padre de ustedes, si la situación les genera muchas dosis de conflicto tiene que acudir a asesoría especializada.
No hay la receta perfecta para formar a nuestros hijos e hijas, pero si lo hacemos con amor y afecto, aprendiendo de ellos al mismo tiempo que les enseñamos; el camino de los roles parentales es sencillo y lleno de felicidad.
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Autor: Gino Escobar Tobar
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