Tengo 34 años, y 2 bebes, niño de 4, niña de 2, mi hijo se comporta muy bien cuando lo dejo en el jardín, hasta regresar a la casa del jardín todo es felicidad. Al momento que llamo a la casa, me lo ponen al teléfono para preguntar como le fue o por su alimentación, entra en crisis y hace pataletas incontrolables, tirando cosas, pegando a la hermanita, gritando y diciendo groserías.
No sé si es la frustración de oírme y no tenerme en casa? No se si se siente desplazado por la niña? No pueden disciplinarlo; mi mamá es quien lo cuida con la asistencia de una empleada. Todos los días pasa lo mismo.
Que puedo hacer doctor?
Respuesta:
Empecemos por replantear las interrogantes, ¿quienes no pueden “disciplinarlo”? ¿Solo la abuela y la empleada o usted también?, ¿hay una figura ausente en el relato?, ¿que se ha hecho para pensar que se sentiría desplazado? Es necesario responderse estas interrogantes desechando cualquier componente de culpa y depositando en la respuesta el amor que existe en la familia para construir niños saludables integralmente, teniendo conciencia que no existe la fórmula perfecta para la educación y formación de sus hijos y que es en la práctica diaria que van coconstruyendo los roles maternos y paternos y el ejercicio de ser hijos.
Hay algo que no está muy claro y tal vez en la lectura se aclare, ¿para que le sirve al niño o a la madre, que la mama lo llame a preguntarle por las actividades diarias? ¿Acaso sería mejor que hable con los adultos a cargo mientras usted está en el trabajo?, se suele recomendar a las personas que viven crisis de estrés, no suponer, pero esto es algo complicado cuando las creencias que cargamos en nosotros son las que guían gran parte de la vida. Para poder construir reglas claras y roles dentro de la familia y en la formación de los niños es primordial que los adultos que interviene en la tutoría, cuidado y control diario de las actividades de los menores sean coherentes y estén acordes y consensuada entre todos, si hay dosis altas de consentimiento o sobre-protección hacia algunos de los niños por sentimientos de culpa o creencias familiares sobre uno de los niños o ambos, esto genera confusiones y comportamientos manipulativos que pueden generar manifestaciones como las rabietas o caprichos, el ceder frente a estos comportamientos lo que hace es reforzarlos.
Si al dejarlo en el jardín todo está bien y es en casa que se generan los comportamientos descriptos, hay que preguntarnos: ¿que estamos haciendo para que esto ocurra?, préstese atención en la pregunta, no es de sentir que es bueno o malo lo que estamos haciendo, es de entender entre todos que hay algo que está generando eso en el niño, y sin culpa enmendar lo que en familia se logre descifrar, mirémonos, escuchémonos y expresemos lo que sentimos con respecto a la situación general de la familia sin central la situación conflictiva en el comportamiento del niño, que en este caso es el que está permitiendo hacer visible el síntoma pero no necesariamente es el que la genera. Si la situación al analizarla genera incomodidad en la familia y no se alcanza a generar el ambiente para la reflexión sugiero que busquen asesoría especializada personalmente y así puedan avanzar con el amor que tiene en la familia.
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Autor: Gino Escobar Tobar
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