Mi hija estudió la universidad, se graduó pero nunca ha trabajado. Hoy tiene 24 años y no hace nada por buscar trabajo. Su padre tiene un trabajo estable y yo tengo un negocio, es mi única hija, por eso sigue siendo mantenida, duerme hasta tarde pero no hace nada más productiva. Ya su situación me disgusta ¿Qué debo hacer? Atte. Mirta.
Tienes que preguntarte ¿que estas dispuesta realmente a hacer? ¿Y si lo que podrías hacer lo quieres hacer? Que es lo que te disgusta de su situación: ¿lo forma en la que ustedes permiten que se sigan dando las cosas con su hija? ¡El que no sepan generar conciencia para lo que ustedes creen ella deba hacer? ¿Que sea hija única y se sientan obligados a mantenerla? Etc etc
Seguramente hay muchas interrogantes que se generaran luego de mantener este dialogo a distancia, todo lo que ocurre en nuestro presente fue cultivado en lo que esta en el pasado y somos corresponsables de lo que se vive hoy, esto no es justificativo para dejar de mejorarnos, reconocernos como familia es algo enriquecedor, a veces incomoda un poco porque parecería que los padres no nacieron para equivocarse y menos para que se les pida cuentas o juzgue, porque se dice que todo lo que hacen por los hijos lo hacen para que vivan bien en el futuro, hay tantas voces y creencias que se puede confundir y extraviarse en el camino.
Ya a la edad de su hija ella tiene que asumir su proyecto de vida, hay que ver si aprendió a hacerlo o hay algo que la ata a mantenerse en la inacción que usted relata, si la profesión que eligió es la que ella quería realmente, habrá que dialogar sobre ello, pero si era una profesión que satisfacía a los padres no necesariamente quiere decir que sirva en su proyecto de vida. Al marcar el hecho de hija única, es algo que no tendría que conducir a algún inconveniente, pero por lo regular las creencias al respecto pesan mucho y sirven para justificar el exceso de atención y la sobreprotección, si esto hubiese ocurrido.
Si en el camino de la vida la madre o padre licua la comida para evitar el molesto masticar a su hija, cuando se deje de hacerlo, será incomodo y hasta doloroso para el ser humano y puede llegar a pensar que son malas personas aquellas que dejaron de hacerlo, porque como no aprendió a hacer uso de su sistema digestivo le es muy complicado entender que los miedos y exceso de atención limitaron sus habilidad de auto sostenimiento, con esta metáfora podemos ver y sentir que “a veces las buenas intenciones empiedran el camino al infierno”. Hay que enseñar a pescar y no dar el pescado, dice una parábola muy citada en la formación de los roles parentales. No hay en este ejercicio de vida o buenas o malas madres por si mismas, es en los resultados que podemos evidenciar si algunos detalles no condujeron al proyecto que como pareja de padres se propusieron, si existen errores en los métodos aplicados hay que pedir disculpas y dejar que el ser humano joven adulto se reajuste y si necesita la ayuda de ustedes condicionarla a su proyecto de vida, que tiene que ser construido una vez que se libere todo tipo de resentimiento o enojo de cualquiera de las partes de los miembros de la familia. Auto reconocerse como familia, como pareja como hija, los tres miembros de su familia pueden crecer con este evento, mirar la oportunidad en lo que están sintiendo, desde la incomodidad ante la situación que usted manifiesta encontrar la comodidad del cambio, el amor que existe entre ustedes es su mejor aliado, podemos equivocarnos en la forma de hacer y decir las cosas al tratar de educar a nuestros hijos, pero siempre hay oportunidad de decir lo siento y mejorar, se puede dar la vida por nuestros hijos pero no se puede vivir la vida por ellos.
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Autor: Gino Escobar Tobar
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