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CUANDO EL DESEO MENGUA



Si los afrodisíacos son parte de las leyendas urbanas, los contrarios anafrodisiacos también, aquellos alimentos, fármacos o acciones que inhiben el deseo sexual, también han sido estudiados por siglos, pero como en comentarios anteriores, la parte física del deseo sexual, no solo se remite a si existe erección en el hombre o lubricación en la mujer, tiene que ver con temas más profundos.



La inhibición del deseo sexual o disminución de la libido, el decrecimiento de la pasión y la frecuencia con que se producen los encuentros sexuales en la pareja, responden a factores múltiples, pero en un alto nivel son más de carácter psico-afectivos que biológicos, el nivel de estrés en la relación, situaciones que van incomodando a una de las dos partes o a los dos a la vez, hará que su deseo sexual vaya disminuyendo, en muchos casos no se es consciente de ello sino hasta que ya la situación es insostenible,  las constantes peleas o discusiones por la falta de acuerdos con relación a lo económico, los hijos, la intromisión de los parientes en las cosas de casa, las diferencias entre los formatos culturales entre la pareja, el concepto de lo que es amor y respeto, juegan un papel decisivo en la disminución del deseo sexual entre los miembros de la pareja.


El que el deseo disminuya no quiere decir que se dejó de amar a la pareja, pero como somos seres integrales, lo biológico no está desligado de lo psicológico y lo social, si existen diferencia por creencias o situaciones no resueltas que hay que aclara y se dejan guardadas para hacer de cuenta que no a pasado nada, a la larga esto afectara la parte física que interviene en el proceso del deseo y la excitación y por ende no habar la pasión y ganas que teníamos antes, esto se puede asociar a la creencia que:  “si ya no te deseo es que no te amo”, cosa por demás equivocada, la parte mayor o macro de las relaciones de pareja son lo afectivo, aunque en los mitos culturales se cree que es lo sexual biológico, por ende esta asociación es la que suele confundir a las personas, pero si nos damos un tiempo para amarnos y desenredar nuestro sentir de las creencias, vamos a poder disfrutar de nuestra sexualidad sin que seamos nosotros los productores de los anafrodisiacos, fuma y beber no ayudan para nada en tener una sexualidad plena, así que integralmente es nuestra responsabilidad mantener viva la llama del amor y del deseo y no responsabilizar a los otros de nuestra situación.

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Autor: Gino Escobar Tobar
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