Según aportes de la ciencia desde diferentes perspectivas el
amor como elemento abstracto e irracional puede generar las mas inexplicables
reacciones y hacer que lo que parece imposible se realice, en otras palabras,
el amor puede obrar milagros. También hay quienes llaman amor a las
manifestaciones endocrino-fisiológicas que se dan durante el acto sexual que
involucra afecto, y se describe una cantidad de beneficios asociados al acto
sexual placentero que rebasa los límites de lo creíble, pero que muchos tiene
mucho de real.
El amor en todas las formas y expresiones, sea de amigos, de
hermanos, de padres, de amantes, de la forma que se manifieste y a quien se
manifieste, empieza por el amor propio, el amor a nosotros mismos, ese amor que
hace que me de lo que necesito sin excederme, el que me mantiene en el
equilibrio de la vida, ese amor que nace en nosotros y se comparte con los
otros es la energía, medicina, acción, excusa, fuerza o como lo llamemos, es lo
que hace que la vida tenga sentido y dirección.
Muchas veces racionalmente
intentamos encontrar excusas que limiten la acción del amor en nuestras vidas y
hasta lo reducimos al amor de pareja y comparamos las situaciones negativas que
nos han sucedido con relación a vivencias y acciones de personas que creemos
nos dañaron o hirieron y le atribuimos al amor nuestras deficiencias de
selección o falta de habilidades en escoger amantes o amigos, la realidad es
que el amor no es responsable de nuestras creencias distorsionadas y hasta
caprichosas con respecto a como quisiéramos que los demás nos manifiesten su
amor.
El amor no tiene preferencias, está en todas y cada una de
las personas que conocemos, solo hay que cesar el pensar y dejar que fluya ese
sentimiento desde lo más profundo de nuestro ser, cosa por demás compleja
cuando muchos blindamos al amor pensando que así nos protegemos, el amor es la
más hermosa expresión sobre la cual todos intentamos opinar y solo aquel que lo
siente lo puede explicar, y no con razones sino con acciones el amor es la
medicina que sanara las heridas y salvara a la humanidad de su propia
destrucción.
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Autor: Gino Escobar
Tobar
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