
El matrimonio es la consumación de la fusión en la pareja, a través de rituales religiosos y sociales que hacen participe de la emoción de la pareja a familiares, amigos y la sociedad en general.
Una vez consumado el
matrimonio empieza la construcción de una relación que supone por asignación
será para el resto de la vida de los que se juraron amor, suena hermoso, ¿Pero qué
hacemos para no realizar tan alto ideal?
Lograr complementarnos en el
día a día resulta sencillo y complejo a la vez, sencillo porque hay que amar a
nuestra pareja como nos amamos nosotros, complejo porque creemos que amamos en
la medida que nos aman, ahí se enreda el asunto; cuando la persona que
decimos amor expresa sus emociones de manera que no conocemos o que creemos es
contraria a nuestra forma de amar, se suele traducir muy frecuentemente como
que no nos aman o está dejando de amarnos. Hay una comparación que aleja a la
pareja: “si no hace esto” ¡es porque no me quiere!, probablemente la persona
amada hace las cosas de la forma que aprendió y pretender que las haga como a mí,
me gustaría se convierte en toda una
aventura, molesta a veces o interesante tal vez, dependiendo si decidimos ver
amenazas donde probablemente existen oportunidades.

Autor: Gino Escobar Tobar
Contacto con el Autor:
Email: ginokevi@yahoo.com
Twitter: https://twitter.com/GINOBUDISTA
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