De un tiempo acá me he dado cuenta que mi hija de
14 años no puede vivir sin su celular. Es como si se hubiera convertido en una
adicción, no deja de chatear con sus amigos, hasta en la hora de la comida no
suelta ese aparato. Ya le hemos llamado la atención con mi esposa, pero elle
vuelve a ser dependiente del celular, los mensajes, el what's app y las redes
sociales. ¿Qué podemos hacer para acabar con esta adicción? Atte: Óscar P.
Respuesta:
Estimados Oscar y Esposa, gracias por su
confianza en nosotros, ustedes son de mucha ayuda en detener las posibles
causas de la aparente adicción al celular, digo aparente para establecer que la
necesidad desmedida de apego a algo que le genere placer o aparente bienestar
ya nos da un gran aporte para evidenciar las soluciones a lo que ahora ustedes
están afrontando como un “problema”.
El establecer que ella “no puede vivir sin el celular” es una voz algo catastrófica y
extremista muy usada, la realidad es que ella puede vivir sin el celular si
quiere, solo que no se sentiría muy a gusto como se siente cuando hace uso de
ese recurso, por ahí ya tiene una solución, mejorar la forma de ver la vida
desde los extremos, luego se plantean en familia diversas preguntas: ¿para
qué le sirve a su hija el uso del celular? ¿De qué forma contribuye la familia
para que ella este más interesada en sus actividades sociales vía celular?
¿Ella es consciente de lo que ustedes como padres están evidenciando? ¿Cómo
pueden y quieren contribuir para mejorar la comunicación en la familia? ¿Ella
está dispuesta a aceptar la colaboración que ustedes quieren brindarle?
Además de estas interrogantes pueden plantearse muchas otras que fluyan entre
ustedes, lo recomendable es que no se use ni la culpa ni el miedo como emoción
para este ejercicio, es más un entrenamiento familiar para fortalecer los
vínculos afectivos basados en amor propio y estar dispuestos a coconstruir
nuevas realidades basadas en lo que ustedes están viviendo y no en supuestos o
voces catastróficas que suelen boicotear las relaciones familiares.
No existe un formato único o pre-diseño de cómo
ser padre o madre, el manejo de accesorios o herramientas tecnológicas es un
dilema social y existencial que se viene presentando cada vez que no sabemos
hacer uso de los sistemas de auto-regulación personal asociados al amor propio
o autoestima, esto hace que se generen escenarios adictivos a cosas, personas o
sustancias, inclusive se puede ser adicto a creencias. La prohibición no es un
método muy adecuado ya que eso invita a distanciarse afectivamente de quien o
quienes establecen las prohibiciones por muy buenas que sean estas, ahí se
genera toda una discusión social filosófica sobre la voluntad y el libre albedrío,
lo recomendable es jugar un poco en escenarios mixtos y acorde a la forma en
que papa y mama saben llegar acuerdos y cumplir reglas, el manejo de el
auto-control sirve mucho cuando se predica desde el ejemplo, la coherencia, el
pensar, decir y actuar como ejercicio de vida hace que el instalar un habito o
desmontarlo, regularmente uno hace lo que le genera placer y el uso del celular
como recurso comunicacional es algo que se hace muy apetecible no solo para l@s
adolescentes sino para toda persona que sintiendo necesidad de comunicarse no
encuentre en los métodos convencionales un espacio cómodo y confiable, y sin
querer o queriendo se está invitando a los jóvenes a usar estas otras vías que
remplazan y desplazan lo que se supondría cubrirían su necesidad de comunicarse
afectiva y efectivamente. En estos casos es el amor como aliado el que permite
coconstruir puentes comunicacionales que inviten a su hija a dosificar el uso
del celular y que interactúen entre ustedes de una manera más acorde a su
proyecto de vida familiar.
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Autor: Gino Escobar Tobar
Contacto con el Autor:
Email: ginokevi@yahoo.com
Twitter: https://twitter.com/GINOBUDISTA
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