Se suele decir que la mejor base para
una relación saludable de pareja es el amor, coincido con ello y le agrego que
es el amor o afecto, para que esta base se consolide la comunicación
integral y coherente hay que desarrollarla, si no se la
conoce se la aprende y comparte.
Al hablar de comunicación no es solo referirse
al dialogo cotidiano o las preguntas inquisidoras, es a todos los aspectos de
nuestra realidad de vida que comunica, lo que se dice y lo que no se dice, todo
ello es comunicar.
El suponer, es
algo que hay que remplazarlo por el aclararse, se suele escuchar las voces
ajenas a la relación como verdades anticipadas y eso no es algo que favorezca
la comunicación como base de la relación. En todo proceso de comunicación hay:
un cómo y un para que de lo que se dice, si antes de decirlo, lo reflexionamos,
seguro que vamos a construir una relación más amorosa y menos áspera.
Nada hay que
asegure una relación “exitosa” que no sea el compromiso individual y la
coherencia personal, cada ser humano es complejo y único, si cada uno se da la
oportunidad de creer en sí mismo y en su individualidad es más probable que
respete la individualidad de la otra persona, así van a coconstruir una relación
única sumando sus individualidades y respetando sus diferencias, haciendo de lo
diferente algo a lo que vamos a amar y no algo a lo que hay que temer. Se suele
pensar que la mujer está obligada a obedecer, la realidad es que ningún ser
humano nació para ser obligado a obedecer, lo que hacemos es asumir las
decisiones que adquirimos. Cuando se invita a compartir una vivencia con amor,
esta se reflexiona y se asume como propia; cuando se pretende obligar, la
vivencia es áspera y no se asume como propia, de ahí que aunque suene
contradictorio, la mayor fortalece o base para una relación de pareja, es la
libertad. El amor fluye cuando cada uno
asume la responsabilidad de sus decisiones.
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Autor: Gino Escobar
Tobar
Contacto con el Autor:
Email: ginokevi@yahoo.com
Twitter: https://twitter.com/GINOBUDISTA
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