Cuando nos importa mas defender lo que creemos que lo que sentimos, es en ese momento que el dialogo se ve contaminado por la dictadura de la razón, se genera un conflicto en el dialogo y se discute para intentar mantener nuestro punto de vista por sobre el sentimiento que nos une.
En alguna parte del desarrollo de la sociedad nos quedamos enganchados y repetimos la voz de que somos seres racionales, eso es en parte cierto, pero hay una parte que se excluye de esa creencia, también somos seres emocionales y afectivos, el componente afectivo es enorme, tanto o mayor que el componente racional, hay que dejar de invertir tiempo en ponernos a pelear entre lo racional y emocional, lo que hay que hacer es complementarlos, equilibrarlo, ejemplo, en un trabajo puede ser más efectivo dejar que el componente racional sea un poco más alto o de predominio, sin excluir ni de broma lo afectivo.
Cosa que en las relaciones de pareja, de familia hay que dejarlo menos influyente a lo racional y hacer que nuestras emociones y afectos fluyan en mayor grado. Esta recomendación puede resultar insultante y hasta temeraria en una sociedad que es gobernada por el miedo, el miedo a amar, es tan grande que se le asigna a sentimiento amor una cantidad de eventos no positivos, como que: “cuando solo se hacen las cosas por amor se sufre”, “No cela el que no ama” y tantas otras que cada uno que lee estas líneas recordara.
Si el competir por tener la razón sirve de algo en nuestras relaciones de pareja, entonces seguiremos haciéndolo, en el momento que no nos sea útil se descarta y empezamos a utilizar otras estrategias para comunicarnos, el llegar a acuerdos cuando se depone el racionalismo es mucho más sencillo de lo que parece, si hay amor todo es posible, es mas lo que nos une que lo que nos separa.
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Autor: Gino Escobar Tobar
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