Este tema es
uno que genera mayor tipo de manifestaciones afectivas en la historia de la
humanidad unas catastróficas (asesinatos, suicidios guerras etc) y otras muy
saludables y románticas, en las relaciones de pareja es algo que contribuye y a
la vez perjudica, ya me que muchas personas se esfuerzan para no olvidar y
otras luchan contra los recuerdos.
Los recuerdos que
se almacenan producto de una relación de pareja son tan diversos y abarcan múltiples
conexiones sensoriales, es por medio de palabras, lugares, colores, sabores olores,
sensaciones, etc. Sumándole a esto que antes de relacionarnos con alguien
traemos en nosotros aprendizajes previos de cómo se debe “amar” según nuestras creencias
familiares y las que nosotros suponemos “debe ser”. Con toda esta mezcla de emociones,
actitudes y creencias, se co-construye una relación, con el aporte de ambas
personas. Hay quienes actuando con reserva no se atreven a vincularse
rápidamente, al contrario que otras personas se entregan de inmediato a la
relación, con estos antecedentes cargan muchas relaciones y al llegar a no
concretar una relación duradera cabe preguntarse ¿para qué quiero olvidar la
relación? ¿Es a la relación que queremos olvidar? ¿Es a la persona? ¿Son la
actitudes que se mantuvieron en la relación? Etc.
Si la relación fue
terrible, no placentera, es más seguro
que el cerebro se encargue de no volver a evocar los eventos, ah pero resulta
que si hubieron momentos agradables, entonces ahí nuestro cerebro no va a dejar
de recorrer ese camino. En la mayoría de las relaciones que no llegan
concretarse y cumplir el mandato de “hasta que la muerte los separe”, lo que
sucede es que al no poder coconstruir la relación desde sus recursos
personales, existe un berrinche o capricho psicoafectivo que se manifiesta de
diversas maneras, esto es un boicoteador permanente de las relaciones de
pareja. Vivir un día a la vez sin que el pasado nos pese y sin mirar el futuro
es algo que se recomienda desde hace muchos siglos, inclusive la filosofía de
Jesús el Cristo recomienda esa estrategia en el diario vivir de la humanidad,
si dos seres humanos libre que no se necesitan uno al otro, consolidan
relaciones más saludables, al terminar la relación en un lapso de tiempo, se
recuerdan sin malestar. Las relaciones que se quieren olvidar ¿Cuales son? Seguro que no serán las que nos generan
buenos momentos, revisemos entonces que sucedió en esa relación para que sea
una tortura recordarla, en muchos caso estas relaciones infructuosas nos
permiten descubrir cuál fue nuestra contribución para que no funcionara como
aparentemente queríamos que fuese. En todo este trayecto hay que ir
despidiéndonos de la culpa, la soberbia y dejar que el perdón a nosotros mismos
fluya, es con amor que se curan las heridas afectivas, el que una persona no
quiera estar junto a nosotros no quiere decir que no nos ame, es más probable
que no ame algunas de nuestras actitudes y cómo son nuestras, eso marca la
distancia. La resignación es el paso que permite hacer el luto y seguir, cargar
con una relación o un fantasma no va a hacer que co-construyamos relaciones
saludables, es hora de continuar con amor en nosotros para compartirlo con los
otros.
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Autor: Gino Escobar Tobar
Contacto con el Autor:
Email: ginokevi@yahoo.com
Twitter: https://twitter.com/GINOBUDISTA
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