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DEL “SUFRIMIENTO DE LA MUERTE” A LA ALEGRÍA DE ESTAR VIVOS.

RESIGNIFICAR lo que sentimos y decimos para estructurar una vida que se sustente en el Amor propio y con un desarrollo permanente de nuestra autoestima, darle sentido y valor a nuestra vida sin que esto signifique cosificarnos o considerarnos objetos descartables, es toda una propuesta innovadora en esta sociedad que nos enseña a temerle a la muerte y que nos hace pensarnos como objetos o pertenencia de otros, cuando la muerte está acompañada del miedo se la suele categorizar como perdida y si la muerte va acompañada con AMOR se habla de TRASCENDENCIA.

Abordar el tema de la muerte es algo de lo que las personas evaden hablar, esto por la creencia de que si hablas de ella la estas invocando, además que parecería que si piensas en la muerte la estas deseando o tienes una visión catastrófica de la vida. Hay que diferenciar entre los que no amándose se autodestruyen y tiene una versión gris de la vida por el miedo que habita en sus pensamientos y comportamientos, si le temen a la muerte pasaran gran parte de su vida “evitándola” de esa forma se pierden de vivir y no podrán disfrutar de lo maravilloso que es estar vivo, en conclusión: si viven con miedo eres un zombi que huyéndole a la muerte perdió su vida.

Por el contrario aquellos que se reconocen mortales y que cada día vivido es un día que muere al fin de la jornada, entonces van a darle el valor a la vida que se merece y no van a desperdiciar el tiempo en huir de la muerte sino que la asumirán como parte del cotidiano y a lo que todos estamos expuestos, y si disfrutamos con amor cada segundo, entonces si la muerte nos sorprende no habrá dilema ni lió, ya que habremos vivido el segundo antes de nuestra muerte amando la vida. Poder resignificar el discurso y el pensamiento sobre la muerte y la vida, es algo que no tiene que imponerse a nadie sino que se propone para poder ir sanando esas heridas que quedan luego de que alguien a quien amamos dejo de existir biológicamente y continua su transición en su existencia espiritual, el duelo por la muerte es diferente cuando creemos que “perdimos” un ser amado, la perdía puede implicar que algún día lo recuperaremos o que no vamos a recuperarlo y nos invade la desesperanza, se pierden los objetos. Por el contrario si asumimos la muerte por su vocablo y reconocemos la muerte como una transición, ya que lo que deja la persona muerta en nuestras vidas es algo que solo podrá perderse si nosotros pasamos mucho tiempo extrañando lo que pudo darnos y dejando de lado lo que si nos dio, es ahí que la vida toma otro sentido y lo podemos resignificar, considerando que la muerte siendo inevitable y al no ser un capricho nuestro el que puede decidir cuando queremos que dure la vida de las personas que amamos, las amaremos aquí y ahora y no desperdiciaremos el tiempo en peleas absurdas o resentimiento psicológicos, sino que solucionaremos los conflictos al minuto de presentarse y viviremos el día de hoy con amor y consciencia de que la vida es invaluable y se puede perder si la descuidamos o remplazamos por el miedo.

En conclusión: Para vivir con felicidad sabiendo que vamos a morir y nuestros seres amados, es hora de afrontar lo que antes nos asustaba y aunque nos lo habían dicho muchas veces que “lo único seguro en la vida en que vamos a morir”, cual niños llenos de miedo hicimos de oídos sordos y no valoramos que el reconocernos mortales lo que nos da es la posibilidad de valorar cada segundo de vida, sobre llevar la partida de un ser querido sin intentar entender el ¿Porque?, es valorar esa chispa de vida o chispa divina que nos hace movernos desde que estamos en el vientre y hasta que nos alcanza la vida, en cuanto fallecemos, nuestros cuerpos dejan de funcionar pero la vida toma un nuevo sentido, algo más espiritual y afectivo que solo podrá ser valorado si lo cultivamos día a día, así la cosecha que recojamos será con amor y por amor, el duelo que hagamos de ahora en adelante será una transición entre lo que hasta hace un rato creíamos de la muerte y el valor que le asignábamos a la vida, lo que concebimos como amor y lo que conocemos de ser “caprichosos o miedosos”, se puede dar la vida por los seres que amaos pero no se la puede vivir por ellos, el sufrir la muerte de los seres amados es una decisión, el amar a nuestros seres amados es nuestra decisión, la elección la tomamos nosotros, decidamos lo que nos haga sentir mejor, si le damos la opción al Amor de seguro la vida será más llevadera y los duelos no serán un derroche de tristeza que haga parecer que quien más triste esta es quien más quiso a la persona que murió, si lo resignificamos, podemos decir que quien más ama es quien hará inmortal a su ser amado y que su cuerpo dejo de funcionar pero sus acciones y vivencias hacen de la persona un ser que trasciende más allá de la muerte.


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Autor: Gino Escobar Tobar 
Contacto con el Autor:
Email: ginokevi@yahoo.com
Facebook: https://www.facebook.com/GINOBUDISTA/

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