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ZOOFILIA



¿Para qué sirve tener relaciones sexuales con los animales?

La sexualidad humana es multidimensional biopsicosocial y espiritual, por ende lo que cada uno conoce de su sexualidad no es atribuible a otra persona, cada ser humano vive su sexualidad desde la complejidad de la realidad personal, esto visto desde un ángulo teórico en donde lo individual se respete, la realidad cotidiana es que la dimensión social que forma el sistema de creencias es dominante y mandante, de ahí que cuando existe una variante de las forma de expresión sexual permitidas y aceptadas por las reglas sociales, culturales y hasta religiosas dominantes y mandantes se denomina parafilia, esto quiere decir que esta fuera o al lado de las normas sexuales permitidas o aceptadas dentro de lo social asignado, la zoofilia es una práctica muy antigua que sirve en la actualidad para reemplazar o complementar las relaciones sexuales con seres humanos, a esta actividad también se la conoce con el nombre de bestialismo, es más usado el termino bestialismo para describir la actividad sexual explicita o completa, la palabra zoofilia se suele usar para describir a quienes aman a los animales en magnitudes afectivas y/o eróticas sin que involucre el acto sexual. En muchos casos las personas que realizan esta práctica sexual no necesariamente termina concretando el acto sexual más su vínculo afectivo erótico es muy elevado hacia el animal por el cual se siente atraído, es también un argumento personológico para evadir características sociales asignadas a las relaciones de pareja, como lealtad y fidelidad, asumiendo que el animal es más fiel que cualquier persona, se suele tomar esta exclamación a manera de justificativo por no cohesionar su realidad integral entre lo biopsicosocial y espiritual de manera personal y se le complica hacerlo en una interacción con otras personas. Lo descripto anteriormente se puede establecer en casos muy marcados o agudos. Hay casos que en algunas culturas las iniciaciones sexuales se hacían con animales, al ser más sencillo y menos complicado o moralmente punitivo, inclusive hay áreas rurales donde se prefiere una actividad zoofilica a tener que masturbarse. De ahí que existan historias urbanas que hablan de: “pasar la burra” como el ejercicio de iniciación sexual en algunos sitios rurales de américa del sur.
También sirve como parte del juego que sucede en las relaciones cotidianas extravagantes donde las mascotas a manera de caricia lamen los genitales de sus “amos” esto hace que el placer provocado sirva de reforzador positivo para instalar una conducta sexual que tienda a repetirse.

¿Cuál es el perfil sicológico de un zoofilico, como reconocerlo?


Probablemente esa necesidad de conocer cuál es el perfil psicológico hace 10 años hubiese dado como resultado enumerar algunos rasgos que se determinaran de entrevistar a unas cuantas personas que reconocieran mantener relaciones sexuales con animales, en la actualidad elaborar un perfil psicológico es como tomar una huella digital, es único, sería igual que preguntar el perfil de un pedófilo, tiene rasgos aparentemente comunes a todos los seres humanos, en el caso de las personas que adoptan su conducta sexual hacia los animales, se podría presuponer que serían las personas que más amor o estimación tengan hacia los animales, aunque no es necesariamente así, ya que los defensores de los derechos animales consideran a la zoofilia como un maltrato a estos, visto desde esta óptica se puede entender que si el acto sexual es consentido y consensuado los animales no pueden dar su consentimiento así que es una forma de violación a los animales, parecería entonces que el perfil se orientaría a personas que maltratan a los animales, y tampoco es concluyente, ya que algunas personas que mantiene relaciones sexuales con sus mascotas las tratan muy bien y las atienden muchas veces mejor que a ellos mismos. También vale aclara que no todas las personas que aman a sus mascotas mantiene relaciones sexuales con ellas, aunque su vínculo afectivo sea más intenso que con algún otro ser humano, de ahí que se realiza una diferenciación, la zoofilia es atribuible también a este tipo de personas y se usa más la denominación de bestialismo a quienes realizan la actividad sexual con los animales. En síntesis en general las personas que presentan esta preferencia en su actividad sexual no tiene un rasgo personológico marcado, pero en muchos casos si demuestran un hastió o apatía a las relaciones interpersonales y más de tipo afectivo hacia otras personas, no siendo una condición puede ser una forma de prestar atención y revisar actitudes.


¿Dónde están los zoofilicos, en la ciudad, en el campo?

Antes que existía más espacios rurales se atribuí a lo rural o el campo, ahora es indistinto, hay más población en la ciudad y las mascotas han proliferado.

¿Qué animales son más utilizados para estas prácticas?

Los perros y caballos o equinos, los burros y burras. Son los que más destacan, también las terneras y chanchas (cerdas) esto está vinculado a los tamaños de los órganos sexuales tanto de los machos como de las hembras. Inclusive en las películas para adultos, llamadas porno se ve cada día son más demandadas, los perro de raza grande son fetichas muy usados para este tipo de preferencia sexual. También hay que destacar que se da con animales mamíferos por tener órganos sexuales parecidos a los humanos, y dependiendo de los que existan alrededor se hace uso de ellos, justificando muchas personas que la realización de esta práctica de manera incidental es por la necesidad irrefrenable de tener actividad sexual, los pastores, los vaqueros en sus jornadas, etc. Siendo un justificativo solamente ya que la práctica sexual consciente es la que nos hace seres integrales y coherentes.

¿Por qué una persona (hombre o mujer) se vuelve zoofilica?

La complejidad del ser humano hace que su sexualidad sea igual de compleja, no resulta que un ser humano de un instante a otro se vuelva zoofilico, las motivaciones que llevan a un ser humano a su práctica sexual es la búsqueda del placer, como el acto sexual orgásmico es placentero a nivel fisiológico se convierte en un reforzador positivo, y cuando la actividad entre pares es prohibida, la masturbación se ve restringida por las creencias, se suele producir una distorsión en la moralidad de la construcción personal y se adjudica una aprobación a la práctica sexual eventual con animales.
La domesticación y uso de los animales en las tareas del campo y su convivencia más cercana con la humanidad hace que los animales se humanicen y los seres humanos se animalicen, es una coconstruccion de una realidad en la que beber leche de vacas sin ser terneros hasta hoy tiene sus efectos colaterales, el asesinar animales para alimentarnos es algo cotidiano, el llevar al gabinete y al médico veterinario a las mascotas es parte dela vida moderna, en estos escenarios confusos a veces en los que las manifestaciones de amor y afecto a la naturaleza se rebaza al extremo de privilegiar o hasta idolatrar a un animal, hace de la zoofilia una variante casi obligada, cosa que para algunas personas suena grosero y asqueroso, para otras personas es parte de su abanico de posibilidades en la elección de sus manifestaciones sexuales.

 Al igual que definir un perfil especifico no es tan probable, establecer un ¿Porque lo hacen? Solo está dado en cada persona que encuentra argumentos aparentemente lógicos en algunos casos y algunos poco coherentes en otros casos, es así que hay casos y casos. lo que si se ha estudiado es que la actitud de los sistemas sociales que a la sexualidad humana la mantuvieron aplastada y rodeada de mitos y tabúes, es corresponsable de todas las variantes que en ella se generan, lo que siendo gobernable que es nuestra facultad volitiva o voluntad se dijo hace mucho que no era posible el autocontrol de nuestro deseo sexual y se nos puso a la altura de otras especias mamíferas o de la naturaleza, esto dio pie a que muchas personas sean consideradas menos que una vaca o un asno, si esto no resulta un predisponente para que apareciese una variante de la sexualidad humana donde inclusive se considera  parte de la normalidad, amar a la par de un miembro de nuestra familia una mascota, en un espacio de desarrollo algo contradictorio es más probable que de vez en vez alguien se confunda a tal punto de erotizarse con el órgano sexual de un burro y que hasta busque satisfacer sus apetitos sexuales en reiteradas ocasiones. Algunas investigaciones destacan que hay personas que aunque no llegan a concretar nunca un acto sexual con un animal, si han fantaseado alguna vez en su vida, eso si la incidencia es mayor en hombres que en mujeres, esto debido al componente de llegar a creer que el macho de la especie humana es pura testosterona y nada de corazón, cosa que también es un mito y que aún hay algunos seres humanos que no se enteran.
Otras formas de llegar a estas manifestaciones es el leguaje, hay quienes dicen: “este tipo es un perro” “mi mujer es una perra” este es un discurso conlleva de manera más refinada una manifestación zoofilica.

¿Hay tratamiento, cuál es?

Para suponer si hay tratamiento tiene que la persona sentir incomodidad con dicha práctica, cabe anotar que al presuponer un tratamiento implícitamente estamos colocándole una etiqueta de enfermo, eso es algo que aún existe como estigma de la sexualidad, el creer que la persona que decide salirse de los límites de la ”normalidad” sexual es un perverso o un enfermo, en el caso que esta práctica no le genere incomodidad, no se establece como enfermedad, visto desde lo psicológico, no siendo así desde lo social, ya que si esta práctica lleva a que la persona se aísle de su entorno o tenga otras actitudes adicionales como asumir el rol de esposo o esposa de su amante animal, esto ya rebasa los aspectos sexuales y entra en otro tipo de situación que se evaluara acorde al caso. Sucede a veces que esta práctica se hace en pareja y sirve al juego erótico, donde la mascota juega con ambos, en otros casos es que juega el rol de amante secundario para uno de los miembros de la relación, también sucede que personas con cierta dificultad para entablar relaciones interpersonales o por haber sufrido alguna frustración al mantener relaciones convencionales con otra persona, descubren como alternativa para satisfacer su tensión sexual un animal, y reforzándose el evento al resultarles placentero, la dosis de sumisión y el que no es necesario algún ritual adicional que con una persona se necesitaría, hace que se genere la oportunidad propicia para que probablemente se consolide la zoofilia, llegando a asumir como una situación adecuada quien lo practica y que al comentarlo entre sus amistades o familiares llegan a bromear y hasta tomarlo como algo graciosos.
Cabe considerar en esta práctica las posibilidades de contagio de enfermedades características de los animales con los que mantiene actividad sexual, como se ha estudiado, aunque el argumento miedo es una herramienta muy usada de manera inadecuada en la cultura occidental más en países latinos, no es necesariamente una condición que sirca de freno a quienes realizan esta práctica sexual.

La recomendación para las personas que practican o fantasean mantener relaciones sexuales con animales es que si eso hace que su vida se enriquezca y no le generan daño a su vida en lo biológico, psicológico, social y espiritual, entonces es una decisión consciente y coherente, más si les genera algún malestar en cualquiera estas cuatro áreas, revisen ¿qué y para que les sirve hacerlo o no hacerlo? Esto en caso que sean solteras o solteros, hacer una revisión de: ¿para qué sirve valorar más en cuanto a la actividad sexual y de pareja a un ser de otra especie animal que sus pares? Cualquier decisión que resulte después de establecer múltiples respuesta será por amor propio y no por resentimiento a la especie humana, esto es con el fin de quitar el estigma de enfermo y aclarar su decisión sin que sea fruto de algún conflicto psicoafectivos o algo parecido. En caso de tener pareja y mantener esta práctica a escondida, revisar sus compromisos personales y con la otra persona, desarrollar espacios de comunicación neutrales o con asesoría profesional especializada en sexualidad, donde se permitan dialogar sin miedos ni culpas, para evitar los reproches que se dan por los prejuicios cognitivos y los sesgos socioculturales en cuanto a las relaciones sexuales. Luego de todo eso la toma de decisiones conscientes depende exclusivamente de ustedes, eso los hace responsable de lo que piensan, dicen, sienten y hacen, sin opción de justificar o endosar la responsabilidad de sus preferencias sexuales a agentes exóge
nos, cada ser humano es único y el respeto a sí mismo es el punto de partida para respetar a los demás y ser respetados, en tanto y cuando no nos dañemos ni dañemos a los demás coexistimos dentro de un entorno social como seres humanos, por ello la zoofilia resulta un tema de profundo análisis en el caso que habitemos en un entorno que lo proscriba o no lo permita, eso va a generar una relación friccionante si quien mantiene esta práctica sexual, además de realizarla quiere hacerla pública, no esperen recibir aplausos, hay espacios de intimidad en los que la actividad sexual se mantiene por respeto a las creencias de otros seres humanos que son más conservadores en su práctica sexual. Hay que amar a los demás en la medida que nos amamos, la actividad sexual es placentera en la medida que es consentida y consensuada y no obligada, habar quienes no quieran saber de la vida sexual de otras personas y más si son prácticas diferentes a sus formatos, y otras personas que disfruten escuchar las intimidades de otros en todos sus variantes, en sexualidad hay tantas formas de expresarse como seres humanos hay en el planeta. Pretender decir que hay que dejar de hacerlo o alentar a que lo hagan es sostener la posición mandatoria sobre algo que es de elección exclusiva de cada ser humano, la mayoría de los seres humanos que hacen uso de su sexualidad no lo hacen con conciencia plena, esto es sin justificar argumentos irracionales, de ahí que esta o cualquier otra práctica sexual será censura y sancionada por la sociedad en la medida que el mismo sistema social aun no alcanza a sintonizarse con la complejidad humana y la libertad de elección y decisión sobre la forma en que se expresa la sexualidad humana, de seguro que hay una violación a los derechos animales asi como se violentan los derechos sexuales de muchos seres humanos. Es por ello que más que generar desde el miedo una dosis de conciencia, sugiero que sea con y por amor que despertemos nuestra sexualidad, haciendo uso de nuestra facultad volitiva al tomar decisiones están serán saludables y sin culpa, sin agresiones ni violaciones, solo amándonos a nosotros mismos amaremos a los demás y no obligaremos a hacer nada de lo que luego tengamos que arrepentirnos porque será el amor propio el que este en las decisiones sexuales pasadas, presentes y futuras asumiendo las consecuencias que están traen
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Autor: Gino Escobar Tobar
Contacto con el Autor:
Email: ginokevi@yahoo.com
Twitter: https://twitter.com/GINOBUDISTA

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